Y en su utópica felicidad, él fue su vida
Ella sólo desperdicios,
Sobre ella tenía absoluta propiedad, hasta del menor suspiro... su cara; con tacto de sueños , lo amaba, lo seguía, se sometía a él, lo odiaba, lo amaba, era su vida, ancló su vida a él , lo amaba, se dejaba
se dejó hasta a sí misma, todo menos a él...
No podía mirar ni hacia atrás, ni hacia adelante, absolutamente todo y todos habian desaparecido, no por voluntad propia, ni como acto espontáneo, él se dedicó a cerrar el telón, de lo que podría haber sido el mejor ensayo de una obra que jamás se estrenará...
Hasta tal punto, en que ella llegó a confundir la supervivencia, con el más placentero lado de la vida
Corren malos tiempos para los soñadores
miércoles, 27 de mayo de 2009
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